viernes, 5 de mayo de 2006

¿Iglesia para todos? o ¿para algunos?

-Gran pregunta, ésta posiblemente puede ser la línea que separa o que define el porque las personas ya no creen en la Iglesia Católica, cuán representados nos sentimos por la Iglesia de hoy en día, hasta que nivel podemos defender las posiciones de la iglesia sin ponernos a pensar en cuantos de esas son realmente legitimas, poniéndonos en la base como cristianos que creemos en Díos de que todas las personas son hijas iguales ante Díos y viendo una iglesia lejana a las personas y cada día más conservadora mientras sus integrantes amplían más su visión hacia un mundo más integro, equitativo, tolerante y que reconoce la existencia de realidades que la misma iglesia no reconoce, son temas de gran amplitud que cada personas puede reconocer fácilmente, el fondo de esto radica en como el mundo y las personas a pesar del excesivo individualismo que vive el mundo a la vez muestra una capacidad de amar y de generar empatía con los demás, parece contradictorio pero es real, mundo abierto, personas concientes con opinión, versus iglesia cerrada, posiciones férreas e inflexibles, no hay retroalimentación, lo que produce un alejamiento grandísimo de la sociedad actual, lo cual me preocupa personalmente tomando en cuenta el gran aporte que esta iglesia podría dar a esta sociedad que crece cada día y que recibe influencias nuevas cada día gracias a la globalización, ya casi no conozco esa iglesia justiciera y solidaria, solo veo caridad de esa que hace la derecha, no encuentro las instancias de la dignidad mínima si quiera, me sorprende haber visto hace algunos días al padre Topper inaugurando la “vicaria del sindicalismo” junto a la de la gente en situación de calle, la verdad es una de las pocas cosas por las que me puedo sentir orgulloso el día de hoy de esta institución que se ha convertido prácticamente en un instancia que se preocupa solamente de los temas sexuales, así es, pésima percepción. Finalmente la tarea está en la gente que forma parte de esta iglesia, es valiosa ya que es la iglesia de Díos, aquel en el que creen la mayoría de los Chilenos, pero no en aquel señor castigador, sino en un Díos acogedor, conciliador, cariñoso, un verdadero padre y no un tirano dictador, los que creemos en aquella instancia de la gente que quiere trascender hacia Díos puede aportar, pero para eso debe haber cambios y la iglesia debe abrirse a escuchar los gritos de esta sociedad que cambia, lo cual no significa perder lo valores. Al parecer ya queda poco del legado del padre Hurtado y de ese excelentísimo Cardenal Raúl Silva Henríquez.

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